Cuando no tienes ni buen aspecto, ni dinero, ni encanto personal, lo que te toca es trabajar más duro que el resto. Esa es la triste verdad. Y eso es lo que hace el heterodoxo Bob Oz, tanto de día en su rol como detective en la policía de Minneapolis, como cuando, de noche, quiere seducir a una mujer. Simplemente, Bob Oz nunca se rinde. Y tampoco lo hace cuando lo suspenden de trabajo y sueldo por un comportamiento poco honorable en el que dio rienda suelta a la violencia.
Ahora, sin embargo, está en caída libre, después de una separación y una tragedia familiar, y lo último que necesita es quedarse en casa de brazos cruzados. Cuando el traficante de armas Marco Dante es asesinado, Bob se resiste a seguir las normas del cuerpo. Todo apunta a un lobo solitario, un francotirador que se ha esfumado. Además, hay algo en este asesinato que le recuerda a un caso que preferiría haber mantenido enterrado en su memoria.
Puesto que el francotirador no tarda en volver a actuar, Bob convertirá su captura en una cuestión personal, y palabras como «normas» o «límites» no entrarán en su vocabulario. Siguiendo los cánones de la novela negra clásica y el pulso característico del autor, Minnesota es una novela independiente que retrata la América contemporánea al borde del precipicio, abordando una trama de corrupción política y tráfico de armas en el estado donde es más fácil comprar pistolas y fusiles automáticos.
Mientras da un respiro a su atormentado detective Harry Hole y tras haber incursionado en el género del terror con su anterior libro, La casa de la noche, el indiscutible rey del nordic noir publica un thriller con sus caract
erísticas dosis de adrenalina en vena y personajes al límite, aunque esta vez existe un vínculo diferente con su Noruega natal y sus gentes.
Minnesota, el estado americano que da título a la novela, fue un punto de destino para miles de inmigrantes noruegos en la segunda mitad del siglo XIX, cuando las estrecheces económicas los ahogaban en la patria y la promesa de adquirir una granja y prosperar en suelo estadounidense resultaba muy tentador. A esto se une que el padre del escritor creciera en Nueva York con lo que su conexión con el país era muy fuerte. «Tenía familiares en Minnesota, que creo que es el lugar con más volumen de inmigrantes noruegos junto a Irlanda -ha declarado Nesbø-, de modo que cuando la visitaba me sentía un poco en casa».
Es por esto por lo que Minnesota arranca con un trasunto suyo, Holger Rudi, autor de novelas negras que, en septiembre de 2022, llega a Mineápolis con la intención de documentarse -visitar escenarios y hablar con testigos- de cara a la confección de un true crime que versará sobre la caza de un asesino justiciero, escurridizo y astuto que tuvo en vilo a la ciudad seis años atrás. La acción principal de la historia se concentra en aquel 2016 de infame recuerdo para un lugar ya muy castigado por la pobreza, el consumo de drogas, los conflictos raciales, las luchas entre bandas y la libre circulación de armas. Este último asunto ocupa un lugar especialmente destacado en la trama, con una violencia sistémica instigada por el fácil acceso a las mismas, el asesino mismo utilizando un rifle automático con el que parece estar lanzando un mensaje y una convención de la Asociación Nacional del Rifle celebrándose en la ciudad.
Sin dejar de entretener y buscar que el pulso del lector se acelere, Jo Nesbø, a sus 65 años, también le invita a reflexionar sobre una cuestión tan delicada. «El arma que fabricas tarde o temprano se volverá contra ti», leemos en un momento de la novela. Ambientar parcialmente el libro en octubre del año 2016 también significa que Estados Unidos está a las puertas de unas elecciones presidenciales que la favorita Hillary Clinton acabaría perdiendo contra todo pronóstico, dando pie al primer mandato de Donald Trump, con el conocido seísmo tanto interno como internacional en el que volvemos a estar instalados en el presente.
Hablamos pues de una radiografía del país de las barras y estrellas en un momento lleno de angustia e incertidumbre, cuyo eco llega hasta nuestros días, cuando a los foráneos ya no se los acoge, como antaño a los escandinavos, sino que se los persigue, y la libre circulación de armas no deja de provocar episodios de violencia, como el reciente asesinato del activista político conservador Charlie Kirk.
Con todo, siendo Nesbø, Nesbø, Minnesota es antes que nada un tren bala que cuida a fondo el retrato de los personajes, descollando en esta ocasión el del detective Bob Oz, americano con raíces noruegas, empeñado en resolver el caso pese a haber sido apartado del mismo, probablemente una de las creaciones mejor conseguidas del autor a la hora de analizar la soledad y la búsqueda desesperada de la fortaleza para seguir adelante.